El envío de cartas o de mercancías durante la antigüedad era difícil y caro, sobre todo por tierra. Transportar algo 100 kilómetros por tierra era diez veces más caro – y peligroso – que hacerlo por mar de un punto a otro del Mediterráneo .
En la edad moderna las cosas no cambiaron gran cosa. Una carta de un extremo a otro de Europa podía tardar años en llegar (si llegaba).
La solución vino de la mano de una familia rica de origen italiano, que creó un servicio de “mensajería urgente” por toda Europa.
Consistía en un servicio de postas, gracias al cual un jinete cambiaba cada 30 kilómetros de caballo. Para avisar de su llegada, y así tener la montura preparada, el jinete soplaba un cornetín.
También tenían carruajes, en los que transportaban mercancías. Para hacerlos reconocibles, todos iban pintados de amarillo. Este color estuvo siempre presente en su emblema. Por cierto, también aparece el cornetín. ¿Lo ven, arriba?
Ni que decir tiene que el servicio era carísimo, sólo al alcance de unos pocos adinerados.
El último y más famoso ejemplo de mensajería con postas lo tenemos en el "Pony Express" de los Estados Unidos.
Lo que llama poderosamente la atención es la permanencia del color amarillo como símbolo del servicio de mensajería. Fíjese en estos logotipos de empresas modernas
Pero, aún más curioso, es que el cornetín se mantuviera como símbolo de muchos servicios públicos de correos. ¿Se han fijado alguna vez en el logotipo de Correos de España? ¿Y el de Alemania? ¿Se habían fijado en el cornetín? ¿En que ambos son amarillos?
Por último ¿no le llama la atención que los vehículos que se dedican al transporte público urbano sean, mayoritariamente, de color amarillo?
Incluso en aquéllas ciudades en las que el color del vehículo es otro, como Madrid, el nombre “Taxi” aparece en amarillo. Será casualidad.
¿O no?
Por cierto, creo que no lo dije.
La familia italiana que transportaba mercancías se llamaba...
la familia Taxis.
Antonio Carrillo
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