La batuta es un palo corto y fino que utilizan la mayoría de los directores de orquesta para dirigir una obra.
Con ella, el líder de una agrupación musical marca el ritmo. Imagine un foso del siglo XVIII, mal iluminado, en el que el principal músico, el primer violín, deja de tocar para pedir más énfasis o recuperar el tempo. Utilizaba para ello su arco. Así, era visible por todos los integrantes de la orquesta, encerrados como estaban en un cubil oscuro. El arco era una prolongación de su brazo.
Con el siglo XIX y la música romántica el piano le quitó la supremacía al violín, y se hizo norma que los autores dirigieran las orquestas. El arco del violín dio paso entonces a la batuta.
Las primeras batutas eran gruesas, más un bastón que una varilla, y al principio se marcaba el compás golpeando el suelo. Hay una anécdota que atañe a Jean Baptiste Lully, maestro de capilla de Luis XIV. El músico tuvo la mala fortuna de fallecer por una herida infectada al golpearse un pie con el bastón con el que dirigía la orquesta. Debía ser, qué duda cabe, un músico apasionado.
Como el arco de los violinistas, las batutas suelen ser blancas, para que destaquen en la penumbra. Pueden ser de madera, fibra de vidrio o grafito. En siglos pasados eran obras de arte en sí mismas, y es conocida la anécdota que atañe a Wagner y Spontini, que el propio Wagner relata en "Recuerdos de mi vida". El director italiano, al comienzo de los ensayos de la ópera La Vestal, afirmó que le era imposible dirigir. "Suspiró, y me preguntó si creía posible mandarle hacer de allí al día siguiente una batuta de ébano de un largo y de un grueso bien visibles (me los indicaba con el brazo y la palma de la mano), y con remates de marfil bastante voluminosos. Le prometí que para el próximo ensayo habría ya una batuta de aspecto enteramente semejante á la que deseaba, y añadí que para la función tendría otra, hecha según su fórmula, con los materiales prescritos". ¿Era un excéntrico Spontini? Warner afirma: "en seguida comprendí por qué concedía tanta importancia á su forma y á sus dimensiones. Efectivamente: en vez de cogerla por uno de los extremos como hacemos los directores de orquesta, la empuñó casi por en medio, y la blandió de tal modo, que se vio bien su intento de emplearla, no para marcar la medida, sino como un bastón de mando".
De hecho, no hay una norma sobre cómo dirigir, ni sobre cómo sostener la batuta. Lo normal es apoyarla en la palma de la mano, con los dedos y el pulgar cerrados sobre ella, ni rígidos ni demasiado laxos. Se agita con intensidad o comedimiento, dependiendo de la obra o del director. Con la mano contraria los directores enfatizan la expresión.
Ha habido accidentes: Sir Georg Solti se clavó una batuta afilada en la cabeza, que empezó a sangrarle en abundancia.
La batuta es fina y precisa y, salvando las cuerdas, es capaz de entablar un "diálogo" con un solista; un trombón, un clarinete o un corno. Los músicos saben que el director se está dirigiendo a ellos. La batuta pone orden porque individualiza el sonido.
No se engañe si en una retransmisión observa que los músicos apenas si miran al director; han pasado días ensayando la obra, y se conocen sus instrucciones de memoria. Cuando la orquesta interpreta la obra ante el público, el trabajo del director ya está hecho.
Hubo una revolución temprana, con directores como Liszt o Sasonoff que no utilizaron batuta alguna. De hecho, algunos directores preferían no utilizar la batuta en el segundo movimiento de una sinfonía, en general más expresivo. Necesitaban de ambas manos para transmitir toda la emoción de un adagio. Pero, acaso, el verdadero revolucionario fue Leopold Stokowski, al que hemos citado en su versión orquestal de la passacaglia de Bach. ¿Lo recuerdan?
El director inglés dejó de utilizarla después de romperla en un momento de éxtasis. Sin su ayuda dirigió con éxito a la orquesta sinfónica de Filadelfia, que consiguió un sonido espectacular y único. El "sonido Filadelfia".
¿Cómo “individualizan” los directores que prescinden de la batuta? A menudo con los ojos, dirigiendo una mirada penetrante y directa al intérprete al que interpelan.
Por acabar con este breve artículo, quiero hacer mención a un hecho: la batuta no se utiliza para dirigir a los coros ¿Por qué?
El director de un coro tiene que jugar con un instrumento excepcional, la voz humana, capaz de modular su sonido como ningún otro. Crescendo, minuendo, ritardando, ritenuto, a tempo, a placere... tempos todos, matices que en la voz humana se nos antojan infinitos. Los coros se agrupan en familias y es fácil que se sepa de inmediato a qué grupo se dirige el director. No es necesaria la precisión que exige una orquesta, en donde el director puede estar "conversando" con una sola de las flautas, la que interpreta en ese preciso momento la melodía. Con sus manos el director recoge el sonido del coro y es capaz de acunarlo, de darle forma, como si de un orfebre se tratara. Para ello las manos deben estar sueltas, libres.
Coda: Le propongo, lector, un cuento. Un relato sobre batutas. Un director guarda un secreto: atesora una colección de batutas excepcionales, cada una de las cuales lleva implícito un sonido, una época. Tiene una batuta para el sonido barroco, otra para el romántico y otra para el universo musical dodecafónico. En su estuche de madera, envueltas en terciopelos, hay batutas para ópera y para música de cámara; batutas con un aire nacionalista y otras perfectamente atonales.
Pero nuestro director, ya anciano, comete un terrible error. El día de Navidad se retransmite por todo el mundo un concierto de música de Strauss desde Viena. Pero la batuta que se alza en el estrado sólo conoce la música de Schoenberg.
Los músicos se muestran confundidos; algo sucede. El sonido es distinto.
¿Cómo podríamos terminar el cuento?
Por cierto, el precio de una batuta ronda los 30 €, unos 20 $.
Antonio Carrillo.
Yo tengo curiosidad por una cosa... el parecido entre la batuta y la varita mágica... ¿quién fué primero? ¿Imaginó una persona que la batuta parecía mágica y despertaba músicas? ¿Imaginó un músico que para despertar la música hacia falta magia y adoptó la varita?
ResponderEliminar¿Batuta mágica o varita musical?
Definitivamente no es una varita de madera. Es el medio que usa un director para transmitirle a sus músicos todo lo que necesita que ellos transmitan al público. Personalmente, ver un director empuñando una batuta y dirigir a sus músicos me despierta una energía muy especial. He estado del otro lado, siendo dirigida por muchas de ellas. Siempre se siente esa habilidad, ese don que tienen los directores para sacar lo mejor de sus músicos con una mirada y con un simple movimiento con sus manos. Desde mi lugar pude sentir mucha, si no es toda, la fuerza de una batuta. Me resta sólo imaginarme qué se siente tener una en la mano. Aunque no parezca, la batuta es una parte muy importante de la música. Tal como dice el cuento: el director cambió su batuta y los músicos se encontraron desconcertados.
ResponderEliminarCreo que el cuento podría terminar diciendo que cada batuta transmitía una energía diferente, por lo que el director elegía usarlas para crear diferentes sensaciones. Esa noche eligió la batuta que sólo conocia la música de schoemberg para crear algo diferente. Ese concierto de Strauss fue uno de los más bellos, entendiendo por belleza a aquello que engalana nuestros sentidos con cosas inesperadamente hermosas
¡Bravo!
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