viernes, 8 de junio de 2018

UN PALIDO PUNTO AZUL


Si me preguntan por un logro humano, el primero que me viene a la memoria es el maravilloso periplo de las sondas Voyager.

Nada ha llegado tan lejos. Gracias a ellas tuvimos las primeras imágenes de mundos fascinantes.

La Voyager 2 es la única sonda que ha visitado Urano y Neptuno.

Todavía hoy siguen enviando información valiosísima, sobre la radiación procedente de más allá del Sistema Solar.

La Voyager 1 es el primer objeto humano que se adentró en el espacio interestelar.

Carl Sagan convenció a la Nasa para que la Voyager 1 girase su cámara el año 1990 y tomase unas fotografías de lo que dejaba atrás. Del Sistema Solar.

Iluminada por una franja de luz solar, la Tierra, a 6.000 millones de kilómetros, aparece como un débil, diminuto punto azul.

Mi pasión por la ciencia de la debo a Sagan. A su serie Cosmos y a sus libros de divulgación.

Este hombre, al que Asimov definió como una de las dos únicas personas más inteligentes que él mismo, que convenció a la URSS del horror de la guerra atómica, que asesoró en la creación de la película 2001... ante esta imagen, declarada una de las 10 mejores imágenes espaciales de la historia, reflexionó durante tres minutos.

Estos tres minutos, las reflexiones que provocan, me definen porque los escuché de joven y me forjaron como persona.

No acudo a misa, no milito en ningún partido político ni me siento concernido por doctrina alguna. Pero cuando escucho estas palabras, simplemente callo. Reflexiono.

Espero que también les iluminen.


Gracias, maestro.

Antonio Carrillo

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