jueves, 17 de noviembre de 2011

La mayor batalla de la historia

Sacado de onelegend


Sucedió hace mucho, mucho tiempo; cuando el mundo estaba naciendo.

Forma parte de una cosmogonía compleja y fascinante, como tantas otras. Es una historia que alimenta la imaginación y no se olvida jamás. Ello se explica porque forma parte de nuestra herencia cultural más acendrada e inveterada. Lo que somos tiene su origen en narraciones tan antiguas como el hombre, que han ido adoptando formas distintas, y diferentes motivos. Pero siempre hay un trasfondo igual, que se repite sin importar  idioma, época o continente en que se narre.

Vamos a asistir a la mayor batalla de la historia y, paradójicamente, se puede contar de mil maneras, con mil nombres distintos. No importa. Siempre será la misma batalla: la lucha entre el orden y el caos. Entre la luz y la oscuridad. Entre el cielo abierto y el inframundo que oculta horrores.


Pero atentos. La Tierra se agita.

Ha comenzado la batalla.


Sacado del blog de Ruben Sala

Zeus y el resto de los dioses del Olimpo han derrotado a los Titanes y Gigantes, agentes de la destrucción y del caos. Parece una victoria definitiva del orden. Pero, entonces, algo insólito sucede: la abuela de Zeus, la noble y viejísima Gea, engendra con la simiente del infame Tártaro al ser más monstruoso que se haya visto jamás. De Gea y Tártaro nace Tifón; y el mundo entero, la realidad toda, está en grave peligro, porque Tifón nace para sembrar el desorden, la ira y el caos.



¿Por qué Gea ha alumbrado tal criatura? No estamos del todo seguros; pero sospechamos que Gea, la Madre Tierra, engendra a Tifón para restaurar el equilibrio en el cosmos. Es una apuesta peligrosa; Tifón es un ser patibulario. De sus extremidades surgen cientos de cabezas de serpiente, unos apéndices horripilantes que arrojan fuego por los ojos. Las serpientes son capaces de hablar todos los idiomas y de emitir cualquier sonido. El tamaño de Tifón es colosal: su cabeza roza los astros, y sus brazos extendidos abarcan todo el horizonte.

Sacado de arescronida


Hesíodo, Apolodoro y Nono de Panópolis nos lo cuentan: Tifón nace con ansia de destrucción, y la Tierra entera tiembla. Arroja piedras ardientes al firmamento, lo cual aterra a los Dioses, que corren a ocultarse en Egipto. Todos adoptan formas de animales y procuran pasar desapercibidos. Todos menos uno: Zeus, el patriarca, el Dios al que los cíclopes regalaron el rayo y el trueno. Se enfrenta a Tifón y el planeta se agita por completo. Los ecos se perciben incluso en el reino de los muertos; el dios Hades se encoge asustado. Incluso los poderosos Titanes y Gigantes, prisioneros y encadenados en lo profundo, se muestran intranquilos.

En el fragor de la batalla la superficie de la Tierra se enciende, se diluye en un mar de roca candente. Finalmente Zeus resulta derrotado, y Tifón le desgarra inmisericorde los tendones de brazos y piernas. Lo abandona lisiado en el suelo, humillado al ser tratado como un fardo, inmóvil e indefenso. Tifón no puede matar a Zeus (es un dios inmortal), pero lo tiene a su merced.

Tifón, y con él la hybris, el caos, ha vencido.

Sacado de Arescronida


Pero Zeus dispone de más armas que los rayos; también tiene la inteligencia de su lado. Llama a Cadmo, el astuto rey de Tebas, le pide que se disfrace de pastor y que sólo armado con la siringa (flauta) del dios Pan procure adormecer a Tifón. A cambio, Zeus le promete la mano de su hija, y le asegura que todos los dioses del Olimpo acudirán a su enlace.

Cadmo acude a la gruta en la que Tifón se solaza tras su triunfo. El monstruo masculla grandes proyectos: planea casarse con Hera, esposa de Zeus, y pretende liberar a Titanes y Gigantes de su encierro en el tártaro, para que juntos puedan dedicarse a destruir la Tierra. Recibe entonces magnánimo al humilde pastor, que acude con su flauta, y se muestra entusiasmado con la música. Le concede el honor de amenizar su boda con Hera, algo que ya da por hecho.

El pastor se lamenta entonces: si pudiera disponer de una lira, de un instrumento armónico... Con la flauta sólo puede interpretar una melodía, pero con la lira se pueden tocar varias notas al tiempo, se pueden crear acordes. El sonido sería infinitamente más complejo. Pero haría falta encontrar unas cuerdas excepcionales, como los tendones de un dios. Tifón se levanta eufórico y le hace entrega de los tendones de Zeus. El pastor los recibe sorprendido y alborozado, pero necesita tiempo para construir un armazón lo bastante bueno. Entre tanto, propone, amenizará el tiempo de Tifón con una nueva tonada a la flauta.

El monstruo se adormece con la música, y finalmente cae en un sueño profundo. Cadmo aprovecha la ocasión para salir corriendo con los preciados tendones. Se los entrega a Zeus, que recupera la movilidad. Puede reanudar la lucha.

Sacado de The Bridgeman Library


De nuevo la contienda es pavorosa; pero en esta ocasión Zeus ha pergeñado un nuevo plan. Solicita la ayuda de las Moiras, tres extrañas mujeres que deciden sobre el destino de los hombres, y a las que todos, incluso los dioses, temen. Las Moiras sólo obedecen a Zeus. Así, en un momento de tregua, las Moiras aconsejan a Tifón que coma de un fruto que le concederá mayor fuerza; pero es un engaño, y el fruto debilita al monstruo.

Sacado de diginformacion


La batalla sigue enconada y terrible, pero Zeus, con la ayuda de las Moiras, cobra ventaja. Hace sangrar a Tifón, que intenta huir; Zeus le aprisiona definitivamente, arrojándole encima el monte Etna. La batalla llega a su fin.



Zeus, el orden, ha vencido.

Perdurarán por siempre los rescoldos de la cruenta contienda; y no sólo por las  frecuentes erupciones en el Etna. Tifón ha dejado su impronta en la Tierra en forma de huracanes en la mar o terribles tormentas tierra adentro. Estos fenómenos meteorológicos son imprevisibles, y pueden acabar con el trabajo de un año. Pueden destrozar una cosecha entera, y condenar a los hombres al hambre.

Pero esto poco importa a los dioses. Son problemas que atañen a los humanos, que nunca disfrutarán de una paz completa. Siempre hay una posibilidad de caos y desorden, de imprevistos. Es lo que la anciana Gea quería: el caos convive con el orden. ¿Por qué?

En realidad es sencillo de entender. Un mundo perfecto acaba inmóvil, anquilosado. Aburrido. Toda innovación nace de un impulso, un ansia. Sin retos, la humanidad dejaría de evolucionar. No habría obstáculos que vencer, ni razones por las que luchar. Gea creó a Tifón para sembrar una incertidumbre que nos mantenga despiertos, atentos.



Pero demos fin a la historia. Se celebra el enlace de Cadmo con la hija de Zeus. ¿Se han dado cuenta? Ha sido la música, el instrumento armónico, la que ha logrado la victoria.

Llega la novia del brazo de su padre Zeus. Su nombre lo dice todo, y sirve de colofón a la historia. Cadmo se va a casar con "Harmonía".

Antonio Carrillo

No hay comentarios:

Publicar un comentario