Cuando conocí a mi esposa, dio comienzo una actividad frenética.
No piensen mal. Me refiero a que yo, el licenciado, presuntamente
culto y al que se presumía un léxico extenso, un día sí y otro también acudía
al auxilio de mi biblioteca para consultar un diccionario.
Me gusta aprender palabras nuevas, y con la que sería mi mujer
todos los días me aturdía una expresión desconocida. "Te vas a
engollipar", me recriminaba en la mesa; "está el coche que parece una
zahurda"; "vamos a comprarle al niño una alcancía"...
Al principio protestaba: "esa palabra no existe" ¿Cómo
puede existir algo como "engollipar"?
Pues existe, con palabras tan bellas como "alferecía",
"reverbero" o "alcauciles".
Mi mujer se ha educado en Cádiz, y su vocabulario es de una
riqueza sorprendente. Infinidad de palabras de procedencia árabe (la mayoría
con una sonoridad fascinante) y localismos de uso cotidiano le permiten
alcanzar coloridos matices en la manera como se expresa. Su habla tiene viveza,
un brillo propio.
El licenciado escucha embobado la más de las veces. Y aprende.
Con mi suegra, que dejó la escuela a los ocho años, estoy
fascinado. Para alguien que ama las palabras su magisterio es una bendición.
En otras zonas de España, y muy especialmente de América, conviene
prestar atención a la increíble variedad de nuestra lengua. Porque he
observado, con enorme preocupación, que las nuevas generaciones reniegan de su
acervo cultural, adoctrinadas por televisiones monótonas en su expresión y
reincidentes en el error, por mensajes de móviles en los que la palabra se
vuelve cicatera y gris.
Lo que siguen son un puñado, un tesoro de palabras. Un aire fresco de
expresiones, andaluzas la mayoría. Testimonios del habla de mi esposa.
Y de mis padres.
Zurrapa: posos del café
Mascá: puñetazo
Alcauciles: alcachofas
Aguaviva: medusa.
Zahurda: cochinera, pocilga.
Engollipar: atragantar.
Entenguerengue: inestable, frágil.
Aljocifa: trapo
Candela: fuego
Tintibalero: libélula en zonas de Sevilla
Avío: Ingredientes de una comida.
Conveniencia. Preparativo.
Angurria. Ganas de orinar.
Chimbiri: tenedor grande. Instrumento de
campo para aventar.
Jeringos: churros en forma de rueda
Pechá: una jartá, un montón de...
Damascos: albaricoque
Cisco: pedazos pequeños de carbón
Mollate: vino
Copa: brasero bajo una mesilla
Jarametos: Objetos estropeados (Córdoba).
Acharao: avergonzado
Quinqué: reverbero, lámpara de petróleo
Barrilete: cometa en Cádiz
Pandero: cometa en Jerez
Anafe: hornillo portátil
Piconero: hacedor de picón.
Zapatazo: dolor grande de muelas.
Papo: vagina
Picón: carbón de origen vegetal que se
utilizaba para generar calor en la copa.
Arrecío: con mucho frío
Bateta: fideos planos.
Rejo: alfombra de esparto, de forma
redondeada, en la que se secaba la uva.
Guarnío: lacio,
pocho.
Jipato: harto,
saciado
Ahilado: con el estómago vacío
Chamarín: Pájaro. Estar atontado
Búcaro: botijo, pimporro
Enguipá: indicar, mirar.
Cebadura: rozadura en la piel. En
América, cantidad de hierba que se le echa al mate.
Morisqueta: burla con el rostro.
Papahuevos. Llevar a alguien "en
borricate"; subido a los hombros
Corcujo: costura mal hecha, que provoca
un bulto.
Castora: (Chipiona) chato de vino.
Sombrero de copa.
Gurrina: pene
Carzo: zancadilla
Cachorreñas: naranjas ácidas, lentitud, tipo
de sopa.
Enmorecer: perder aliento por un llanto
intenso
Pero: manzana verde
Hocino: hoz
Cuajao: tranquilo.
Esperriao: desperdigado
Mosqueta: sangrar por la nariz
Carrucha: polea
Chinche: chincheta.
Jardazo: caída
Escardar: escocer la parte interior de
los muslos
Durazno: melocotón
Zosqui: coscorrón
Escantillado: escarmentado.
Fullero. Tramposo
Bojiga: pompa en la piel
Esnortado: persona ida, que ha perdido el
norte.
Jindama: miedo
Zoberado: altillo en los campos
Cacaruca: guasa, malaje.
Sieso: antipático, culo.
Enguachisnao: empapado
Cucharrena: espumadera
Cerillos: fósforos, cerillas.
Reverbero: quinqué
Alferecía: convulsiones, soponcio.
Chícharos: guisantes (Jerez) alubias
(Sevilla)
Caliche: trozo de cal desprendida de la
pared. Se utilizaban en la postguerra como complemento alimenticio, para
recuperar el calcio. También se cortaban hemorragias con los caliches.
Alcancía: hucha
Casapuerta: Zaguán
Antonio Carrillo
Llego desde Lima, Perú. A mí también me encanta la variedad que tiene nuestro idioma.
ResponderEliminarMe ha sorprendido ver palabras que consideras como de poco uso en tu lista que son de uso común en el Perú. Alcancía, por ejemplo. Hucha la aprendí viendo programas españoles. Y candela por fuego.
Saludos desde Lima.
¡Qué encantador es el idioma!
ResponderEliminarIgual, podríamos agregar vocablos regionales argentinos que difícilmente estén en los diccionarios......
Abrazo cordial a todos.
¡Me encanta la entrada! He nacido en un pueblo cercano a Jerez y uso muchas de las palabras que has puesto aquí. Algunas no las utilizo diariamente porque vivo en Barcelona y mi novio es de Málaga pero con solo hablar con mi madre por teléfono vuelven a brotar :) Y a mi novio le encanta que todavía hoy, después de casi diez años juntos, le siga sorprendiendo con alguna palabra nueva.
ResponderEliminarSaludos y gracias por compartir,
Mari Luz
... y es gracioso pensar que "alcaucil" según el Diccionario del Lunfardo Argentino, se utiliza para decir "alcahuete". Y la entrada de Alcaucil del DRAE ya incorporó el término como argentinismo vulgar definiéndolo como: soplón, delator.
ResponderEliminarY siempre estamos hablando del idioma español. ¿Habrá otro tan rico en variantes?... el chino, tal vez...
Soy Gaditana y es un orgullo para mí, ver que sigue habiendo alguien tan abierto de mente como para apreciar la variedad y la riqueza del léxico español. Cansada estoy de que me corrijan o se rían cada vez que digo alguna de esas palabras. Por una vez no soy yo la que las defiende y las busca en el diccionario, como buena amante de las letras que soy,para demostrar que no es incultura sino riqueza léxica lo que existen en Cádiz y en tantas otras partes de Andalucía. Con muchas de esas palabras, sigo sorprendiendo a mi novio después de tanto tiempo. Muchas gracias por compartir y un saludo.
ResponderEliminarNieves.
Genial tu entrada, Antonio. Muchas gracias. Preciosa la riqueza de los idiomas.
ResponderEliminarLas palabras son como joyas de la naturaleza. https://wordpress.com/post/fernandosalvadorblog.wordpress.com/214
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