miércoles, 29 de febrero de 2012

El genio del desierto: segunda parte



Las opiniones vertidas en este artículo pueden resultar controvertidas. El autor espera equivocarse con sus predicciones, y que los movimientos de protesta ¡tan necesarios! lleguen a buen puerto. Por el bien de todos. 


El genio conjuró con un gesto imperceptible las arenas claras del desierto. Un viento súbito las arremolinó formando formas al principio difusas, que pronto cobraron sentido. Mi amigo arqueólogo vio asombrado una sucesión de escenas costumbristas: unas mujeres con apariencia africana golpeaban un verdor utilizando gruesos bastones de madera, y al momento siguiente dos hombres asiáticos jugaban depositando piedras sobre un tablero. Tres jóvenes europeas paseando en bicicleta se transformaron con rapidez en un niño esquimal, asomado a un pequeño agujero practicado en el hielo. Una orquesta sinfónica se diluía convertida en una embarcación polinesa, en la que un hombre practicaba la pesca enmarcado en un paraje idílico. 

Era un espectáculo de una belleza excepcional. Cuando el genio habló, sobresaltó a mi amigo, que estaba absorto.

- La diversidad del humano siempre me sorprende. Salvo unos cuantos estereotipos comunes a toda la raza, muy pocos en realidad, la cultura en la que se nace define al individuo.

De nuevo un gesto, y la nube de arena se transformó en una hilera de mujeres, todas muy distintas, todas con un recién nacido en sus brazos.

- El niño que hemos descrito anteriormente nace indefenso; asoma a una realidad que lo satura de matices: olores, sonidos, sabores y gestos. Debe aprender a encajar dentro de esta realidad tan extraña, que pronto le exige atención. Todo humano aprende que, o bien se adapta a lo que la sociedad espera de él, o empezará a tener problemas. El niño que conocimos hace unos minutos, y que se alimenta de nuestras emociones, ansía por encima de todo la atención de los mayores, de quienes depende su supervivencia. Pero los adultos le indican muy pronto unas normas que pretenden encauzarlo por una senda de socialización e integración grupal. El niño no puede hacer lo que quiere; debe hacer lo que le mandan, lo que sus mayores consideran conveniente. Y si consideran necesario utilizar el castigo o la reprimenda, será por su bien.

El genio se alza, más imponente que nunca.


- Disciplina y orden. Sin estas premisas la vida en sociedad sería caótica. Pero no hay una norma preestablecida para todo ser humano. Un perro no será otra cosa que un perro sin que importe donde nazca; un humano recibirá un estímulo muy distinto, según la cultura en la que se desarrolle; el trato que reciba y lo que aprenda durante los cinco primeros años harán de él una persona. Serán su nombre y apellidos, su identidad. Su esencia.


El genio abrió su mano. El sol del atardecer la iluminaba con fuerza.



- Cinco años. No más. Los cinco primeros. Es la etapa más importante, en la que se consolidan los cimientos de vuestra personalidad. Son momentos difíciles, en los que os obligan y castigan, os premian y confortan. En esta etapa se consolida este otro círculo, que servirá de balanza para que el niño emocional y egoísta no se apodere de vosotros. Por eso lo he situado como contrapeso del niño, enfrentado a él. El padre (P), que así se llama, será el compendio de las enseñanzas que os ayudarán a controlar vuestro carácter y acciones para así colaborar en un fin más alto: el del bien común. Respetando unas normas inexcusables, podrás ser admitido en una estructura compleja que, más adelante, te facilitará todo lo que necesites para ser un ciudadano. Cuando tus progenitores te regañan, lo que hacen es indicarte una senda de la que no te conviene desviarte, por si te pierdes. Si te dejaran a tu antojo, podrías ser momentáneamente más feliz, pero luego cargarías con el lastre de no haber aprendido a vivir en sociedad, respetando, como principio general, la dignidad y los derechos de los que te rodean. El niño, tu niño, es egoísta; es el padre, tu padre, el que le impone unos límites. No todo vale.   


Mi amigo arqueólogo veía mucho menos interesante esta fase de la charla. Lo que el genio le estaba contando eran verdades de Perogrullo que cualquier manual para padres te indica: el niño querrá que le pongas límites, y es necesario ejercer esta responsabilidad de disciplina y control por su propio bien. No pudo evitar hablar.

- Lo que dices ya me suena. Es algo bien sabido ¿Qué te parece si avanzamos?

El genio se vuelve a sentar. Cuando habla lo hace en voz baja.


- No es tan sencillo. Si quieres adentrarte en los secretos de la comunicación humana, debes hacer tuya toda idea, hacer que germinen en tu mente, comprender todas las consecuencias y ser capaz de utilizar los círculos como una imagen exacta de ti mismo y de los demás. Más adelante entenderás que lo importante es la manera como se interrelacionan.


De nuevo un gesto, y en el aire los dos círculos giran


- ¿De veras crees haberlo entendido todo, hasta sus últimas consecuencias? No te creía tan sabio.


Mi amigo balbuceó.

- Bueno, no. Es sólo que yo...

- Observa - otro movimiento de la mano, y en el aire se forma una imagen - ¿qué ves?


El arqueólogo observa una aglomeración de gente joven acampada. Parece la Puerta del Sol de Madrid. Así se lo dice al genio.

-  En efecto. Una manifestación de protesta juvenil que ocupa un espacio público en la ciudad de Madrid durante muchas semanas. No ha sucedido aún, pertenece a vuestro futuro. Pero créeme; sucederá

- Me recuerda al espíritu de protesta de mayo del 68.

- Sí. Es también una reacción espontánea de una generación que manifiesta su desafección con la deriva que está tomando la sociedad en la que viven. Están hartos de que se los manipule, de que unos pocos lleven las riendas y aprovechen las potestades que ofrece un Estado de Derecho para beneficiarse de prebendas, revistiéndolas de democracia y legalidad. Estos jóvenes que ves quieren proponer alternativas a lo que consideran una estructura de oligopolio encubierta, en la que los partidos políticos, estructuras muy jerarquizadas y poco democráticas, sólo se preocupan del sentir de la calle cada cuatro años. Se creen víctimas de un engaño en la que participan como agentes la clase política y el capital. Buscan una alternativa al mercado. 

- ¿Y? No veo la relación con los círculos, con nuestra esencia de niño y padre.

- Pues entonces presta mucha atención, porque durante los siguientes minutos vas a entender el por qué este movimiento no logra cambiar las cosas. A pesar de tener razón, a pesar de tener a la opinión pública de su parte y de estar en un principio bien organizados, los que iniciaron esta marea del 15-M están destinados a desaparecer. Y lo que lo explica es la relación, siempre delicada y necesitada de ajuste, entre vuestro padre y vuestro niño.

- Creo que lo entiendo. La acampada se llena de personas jóvenes con muy buenas intenciones; pero muy pronto falla la disciplina, la logística. Como luchan contra la autoridad y la imposición no dejan que el padre actúe. Es una agrupación de niños bienintencionados, pero no pueden evitar que el mensaje se degrade por falta de control.

- Muy bien. Sigue.

- Supongo que al cabo de unos días habrá problemas de higiene, y grupos llamados antisistema, con sus ropas chillonas y su parafernalia de bongos, marihuana y grafitis, justificarán una presencia e intervención policial; y surgirán problemas con los vecinos o comerciantes de la zona. Imagino que los comités en los que se tomen decisiones acabarán siendo caóticos. Al final, con el tiempo, todos volverán al redil. Como pasó en el 68.

El genio no decía nada. Tampoco miraba a mi amigo, que se sintió obligado a seguir.

- En definitiva, la falta de autoridad, la ausencia del padre, convierte su misión en una utopía indefinida e inocente. Del grupo se apoderan los más activos, los que quieren resultados inmediatos, los violentos y desarraigados. Se pretende cambiar el sistema desde fuera, imponiendo un criterio voluble y poco asentado. Cada vez más los mensajes se vuelven abstractos, faltos de detalle. La suciedad y el abandono de apodera del campamento, y nadie es capaz de imponer unas normas de obligado cumplimiento que permitan la ocupación de un espacio público con garantías de salubridad, orden y calma cívica. Este movimiento, cargado de razón, fracasa porque en su seno muy pocos están dispuestos a asumir el rol de padre. Nadie regaña.

El genio habla entonces.

- Es algo más que esto. Mucho más. De hecho, has visto la realidad desde una única perspectiva; y los círculos nos permiten obtener una visión más compleja de las interrelaciones humanas. Los círculos sitúan algo tan sutil como la psique humana sobre un tablero de juego. Podemos mover las fichas, observar cómo se hablan unas con otras, estudiar la posibilidad de ocultar un círculo, o de hacerlo más grande. Lo que me has descrito es un aspecto del problema. Es cierto que la falta de autoridad provoca problemas logísticos insuperables. 

Una vez más, un leve gesto del genio abre la puerta a maravillas. Los círculos dibujados sobre la arena se alzan, y se produce un fenómeno curioso: del círculo del padre, empequeñecido, sale una fina corriente de arena que, al llegar a la altura del círculo del niño, se bifurca, sin tocarlo. El círculo del niño es mucho más grande, y se mueve para evitar todo contacto con la poca arena que procede del padre.

 
- Así lo has imaginado, ¿no es cierto? La poca autoridad que fluye del padre no permea en la enorme cantidad de niños acampados. Habrá algunos que intenten poner orden, establecer normas y recordar la necesidad de respetar los derechos ajenos. Pero serán cada vez menos, y su voz se perderá en una marea de personas que quieren acción, a menudo iluminados por un sentido de lucha efervescente, pero que se agota pronto. La paciencia no es propia del niño. El niño quiere resultados, y procura no contaminarse con las restricciones del padre. Quiere hacer lo que le de la gana. Quiere libertad sin compromiso. Odia la imposición.

- Sí. Lo dije antes.
- Pero, ¿qué sucede si le damos la vuelta?



 
Un giro de muñeca, que hace tintinear sus brazaletes dorados, provoca un cambio. El círculo del niño se sitúa arriba, y de su interior baja una enorme cascada de arena que engulle al pequeño círculo del padre.

- Tanto requerimiento y tan poca autoridad... el padre acaba ahogado, se disipa ante una avalancha que no puede gestionar.

- Lo que ya dijimos; la falta de autoridad.
- Pero hay algo extraño en esta imagen. ¿No te parece?

El arqueólogo mira sin entender lo que el genio quiere decir.

- No te entiendo ¿Extraño? Es lo que hemos descrito: un niño fuerte que domina a un padre débil.

- No me refiero al tamaño de los círculos. Me refiero a la cantidad de arena que sale del niño.

Mi amigo sigue sin entenderlo. El genio observa con detenimiento los círculos, y habla como para sí mismo.

- Es demasiada arena. Demasiada. Dijimos que el niño rechaza la autoridad, rechaza al padre, y que ello se manifiesta en desprecio a la autoridad, en maneras de expresarse o de vestir que intentan manifestar un desafecto al orden establecido. Los acampados se oponen a todo tipo de imposición; sus decisiones son siempre colegiadas, se reúnen en asambleas y nadie se arroga una posición de poder. No quieren nada del padre, que es el enemigo.

- Sí.
- Pero entonces, ¿por qué hay tanta arena saliendo del niño y requiriendo al padre? ¿Por qué, en lo más profundo, todos buscan algo que parecen despreciar? El niño debería estar seco de arena, debería bastarse consigo mismo. Sin embargo, no sólo no es así, sino que, cuanto más grande es el niño y más pequeño es el padre, más necesidad tiene el primero del segundo. ¿No te extraña?

Es algo en lo que mi amigo no ha pensado. Cuando habla, no está seguro de haber entendido del todo lo que se le plantea.

- ¿Dices entonces que todos necesitamos la autoridad?

- Durante la infancia, sin duda. Pero en esta acampada veo adultos. Debe ser otra cosa. Por eso te insistía en que buscaras una visión alternativa, que le dieras la vuelta al problema.

- Creo que no lo entiendo.

- No es autoridad lo que este niño tan grande busca. Lo que precisa es algo muy distinto, algo que constituye el motor fundamental del crecimiento humano, la motivación última y más elevada de tu especie. Lo que el niño quiere, por encima de todo, es que lo acaricien. Que se le escuche. Que se valoren sus ideas.

Se hace el silencio por un instante. Entonces, el horizonte muestra una enorme pirámide dividida en cinco escalones. El genio se acerca a la pirámide.


 
- Esta es la pirámide de las motivaciones humanas. Es un invento de un hombre llamado Maslow, una inteligencia sorprendente que convulsionó la psicología humanística durante vuestro siglo XX. Mientras el resto de los psicólogos buscaban la enfermedad y su cura, Maslow, el más inteligente de todos, buscó la salud y sus causas. Descubrió que el equilibrio mental es extremadamente raro, y quiso desentrañar aquello que lo hacía posible.

La pirámide iluminaba sus tramos, de abajo a arriba, según hablaba el genio.

- En ese camino intentó descubrir lo que realmente motiva al humano. Descubrió que hay una escala en las motivaciones, de las más básicas a las más elevadas. Averiguó que sólo los que alcanzan el quinto escalón, la cima de la pirámide, logran este estado ideal que denominó "autorrealización". Pero no se alcanza esta cumbre sin haber conquistado las etapas anteriores, más grandes e imprescindibles cuanto más abajo se encuentran.

Señalaba los distintos niveles.

- Abajo, el escalón más grande, lo ocupan las necesidades más básicas: comer, protegerse del frío o disponer de agua potable. Son requisitos que, todavía hoy, ocupan a una gran cantidad de seres humanos en el planeta. Es vuestra mayor vergüenza: una minoría asciende por estos escalones pisando la cerviz de millones que malviven, mueren o entierran a sus hijos. Se expolian sus recursos naturales, se los emplea como mano de obra barata y se contamina su medio ambiente para reducir costes de producción y abaratar los bienes de consumo.

El tono del genio manifestaba desprecio.

 El siguiente escalón, todavía muy grande, lo ocupa la seguridad, la protección de la persona y de sus bienes. El respeto a la integridad física y moral del individuo. En esta etapa se encuentran atrapadas, aun sin saberlo, millones de mujeres; también en lo que llamáis primer mundo. Sólo si se afianzan estos dos escalones se puede optar a ascender hacia lo más alto.

- Los tres escalones últimos, ¿qué son?

- El amor, el reconocimiento y el llegar a ser uno mismo. No entraré a analizarlos; pero en los tres, y muy fundamentalmente en los dos primeros, hay un mismo impulso: la necesidad de afecto. El verdadero motor del crecimiento humano.

El genio, más calmado, hablaba con dolor.

- En los orfanatos de la Europa del Este el índice de muertes resultaba inexplicable. Además, los trastornos psiquiátricos, como el Trastorno Generalizado del Desarrollo, lejos de ser la excepción, constituían casi la norma. Cuando las autoridades intentaron averiguar las causas de este fenómeno, descubrieron que a los niños pequeños apenas se les acariciaba. Y, faltos de caricias, muchos se dejaban morir. Os alimentáis de afecto y reconocimiento tanto como de oxígeno o hidratos de carbono. La caricia es la proteína del alma. El niño vive siempre atento a conseguir este aprecio, incluso en la edad adulta. Sin embargo, el problema se plantea cuando nos hacemos la pregunta: ¿quién acaricia al niño?

- El padre, supongo.


 
- Así es. El padre no sólo regaña o encauza comportamientos inadecuados; también premia las buenas acciones. Es el padre el que acaricia. Y ahora te pregunto: ¿qué problema ves en esta imagen?

De nuevo aparecen los círculos, con un niño descargando fuertes oleadas hacia un padre casi desaparecido.

- Nadie acaricia. Muy pocos escuchan. No hay apenas padres. Los que gestaron la protesta, los héroes del 15-M, los del mayo del 68, se vieron desbordados por una marea de sordos funcionales que sólo querían ser oídos. Las asambleas se hacían eternas e improductivas, y en el seno de la protesta distintos egos querían apropiarse del movimiento.

- Y no sólo esto. Además, la presencia del niño es excesiva, agobiante. La necesidad de caricias es enorme, y no hay suficientes voluntarios que respondan a esta exigencia. El padre no es sólo disciplina. Cuando fortalecéis vuestro propio padre con el ejemplo de los mayores, no sólo adquirís valores. También aprendéis a cuidar de los demás. Esta no es una historia de buenos y malos. Hay un equilibrio constante entre vuestro padre y vuestro niño; se necesitan mutuamente, y aprenden a dialogar muy pronto. Y de este diálogo nace un tercer círculo. Uno muy extraño.

Los círculos han vuelto a su tamaño original, y de nuevo se muestran como simples surcos en la arena. Entre medias, un nuevo círculo se forma. Se distingue una letra A en su interior.

- Las pulsiones emocionales que provocan el niño y el padre necesitan de un cierto grado de control. Sin un mediador, vuestra psique sería un caos bipolar efervescente e improductivo. Sin embargo, vuestro cerebro, la organización más compleja que haya visto el cosmos, genera en sus capas más externas una respuesta a los desajustes que proceden del paleocortex y mesocortex, del cerebro antiguo, territorial, instintivo y emocional. Muy pronto el humano aprende a dirigir esta orquesta repleta de timbres. Con mano firme, sujeta la batuta que dirigirá su vida.

El genio alza un dedo.


 
- Situado entre el niño y el padre, el adulto solicita la atención de la mente. Con él, la persona está completa. El adulto afina los instrumentos y marca el ritmo, la cadencia. Desde su atril, se hace visible, hipnotiza al niño y al padre en un soliloquio que durará toda la vida. Lo veremos enseguida.

Antonio Carrillo.

jueves, 23 de febrero de 2012

Anécdotas falsas en internet



Hace unos meses publiqué este artículo:


En él demostraba que muchas noticias que damos por ciertas, en realidad no lo son tanto. Las espinacas que deglutía Popeye el marino no contienen tanto hierro como se creía; y la señal de Morse S.O.S. no es una sigla de “Safe Our Souls”, ni se utilizó por vez primera en el Titánic; ni las uñas siguen creciendo tras la muerte…
En esta ocasión voy a centrar mi atención en otro tipo de errores: en equivocaciones que fluyen expresamente por internet.
Es importante resaltar que Internet no siempre es fiable. De hecho, está repleto de errores, lo cual es inevitable. También nosotros podemos cometerlos. Algunos pululan vertiginosos por la red, mil veces repetidos por lo divertidos o curiosos que resultan; pero ello no les confiere más verosimilitud. Los jóvenes harían bien en contrastar las informaciones en páginas y foros de probada solvencia.
A continuación, les presento algunos de los más significativos:

Vegetarianos comedores de ratas.
Si usted escribe en cualquier buscador como Google las palabras “marmota” y “Hawaii”, se encontrará con este texto en multitud de entradas:


“Las marmotas (o mongooses), esos pequeños mamíferos Asiáticos famosos por matar cobras, fueron llevadas por los agricultores de Hawaii para tratar de controlar la población de ratas, pero se les paso un pequeño detalle. Las marmotas son animales diurnos y las ratas son animales nocturnos. Hoy en día, las marmotas son consideradas en Hawaii como una plaga, casi tanto como las ratas”.


La marmota es un roedor vegetariano, que se alimenta de futas, semillas o granos. Es un animal pacífico y sociable, incapaz de comerse a una rata.


Supongo que a lo que se refieren es a la mangosta, un pequeño carnívoro muy ágil, capaz de cazar cobras. Lo del horario nocturno o diurno es una soberana tontería; la mangosta es un eficaz cazador de ratas. De hecho, su éxito motivó que se exportaran ejemplares a Jamaica, Cuba y, en efecto, Hawaii. El verdadero problema radica en que la mangosta, un cazador voraz, ha causado la extinción de varias especies autóctonas de mamíferos, aves y reptiles.

El retrato de John Coffee, un arquitecto que resultó ser sheriff.
En varios blogs se puede encontrar esta noticia:

En 1853 John Coffee construyó la cárcel en Dundalk, Irlanda. Quedó en bancarrota en el proyecto y se convirtió en el primer preso de su propia cárcel.
El problema surge cuando vemos la foto que se acompaña en muchos foros:


Tengo el honor de presentarles al famoso capitán de los rangers de Texas John Coffee "Jack" Hays.
Ayudó en el diseño del revólver Colt, y fue un guerrero respetado por sus enemigos, los comanches. El jefe comanche Joroba de Búfalo le concedió el raro honor de enviarle una copa de plata cuando supo del nacimiento de su primer hijo. Militar, explorador, sheriff, político y empresario, es uno de los fundadores de la ciudad de Oackland, donde murió.
Por supuesto, jamás estuvo en Irlanda, ni construyó una cárcel.

Poesía de un moribundo que ni se moría ni escribió tal poesía

En el año 2.000 circuló como la pólvora un poema enviado por Gabriel García Márquez a sus amigos, tras tener noticia de que su grave enfermedad había empeorado su salud hasta ponerlo a las puertas de la muerte.

El poema era el siguiente:

LA MARIONETA


Si por un instante Dios se olvidara
de que soy una marioneta de trapo
y me regalara un trozo de vida,
posiblemente no diría todo lo que pienso,
pero en definitiva pensaría todo lo que digo.

Daría valor a las cosas, no por lo que valen,
sino por lo que significan.

Dormiría poco, soñaría más,
entiendo que por cada minuto que cerramos los ojos,
perdemos sesenta segundos de luz.

Andaría cuando los demás se detienen,
Despertaría cuando los demás duermen.
Escucharía cuando los demás hablan,
y cómo disfrutaría de un buen helado de chocolate.

Si Dios me obsequiara un trozo de vida,
Vestiría sencillo, me tiraría de bruces al sol,
dejando descubierto, no solamente mi cuerpo sino mi alma.
Dios mío, si yo tuviera un corazón,
escribiría mi odio sobre hielo,
y esperaría a que saliera el sol (…)


Y sigue unos cuantos versos más, inmisericorde.

De esto hace 12 años. García Márquez sigue vivo y jamás escribiría una cursilada de este tipo. Sin embargo, multitud de sitios se hicieron eco de los textos.
Finalmente, el propio autor colombiano tuvo que salir a la palestra:
"Lo que más me puede matar es la vergüenza de que alguien crea que de verdad fui yo quien escribió una cosa tan cursi".

Tergiversar una noticia. La portada de Hitler

En muchos foros de internet, y bajo el epígrafe “errores históricos”, se lee lo siguiente:
Hitler fue elegido “Hombre del año" en 1938 por la revista Time.
A lo que en ocasiones se acompaña las siguientes portadas.












En realidad, lo que la revista Time hace es nombrar a la persona más trascedente del año, no a la mejor. Y, sin dudas, Hitler se merecía tal reconocimiento.
El texto del artículo estaba escrito con bastante cuidado, en absoluto ensalzando al personaje. De hecho, resulta interesante observar la verdadera portada que acompañaba a la noticia. No vemos un retrato del personaje, como era norma en Time:


Observamos una ilustración del Barón Rudolph Charles von Ripper, un alemán católico huido de la Alemania nazi. El dibujo muestra a Hitler interpretando al órgano "el himno de odio en una catedral profanada, mientras las víctimas cuelgan en una rueda de Santa Catalina y la jerarquía nazi observa."
Nada que ver con la noticia, tal y como se  presenta en muchos foros. Seamos justos con la revista Time, no se trató de un error histórico.


Por cierto, la revista nombro hombres del año a otros personajes controvertidos: Stalin (en 1939 y 1942), Khrushchev  (1957), Deng Xiaoping (1878 y 1985) o el Ayatollah Khomeini (1879), todos ellos dictadores
La Silla eléctrica, el dentista y un elefante


En varios foros de internet se dice que la silla eléctrica fue inventada por un dentista. Esta noticia no responde a la verdad. De hecho, como suele suceder, la verdad es mucho más interesante.
En algún otro espacio le atribuyen la invención al célebre Thomas Edison  pero esto tampoco es exacto.  El dudoso honor de inventar la silla eléctrica le corresponde a Harold P. Brown, un empleado al que Thomas Edison encargó que investigara el tema de la electrocución.

¿Por qué estaba interesado Edison en este tema? El diseño de Brown tenía que basarse en la corriente alterna (CA) de Nikola Tesla, la alternativa a la corriente continua (CC)  que había desarrollado el propio Edison. Estamos pues inmersos en la llamada “guerra de corrientes”.
Thomas Edison y su rival, Nikola Tesla , que contaba con el apoyo del ingeniero y empresario Westinghouse, se enfrentaron en una batalla para determinar qué sistema eléctrico se convertiría en la tecnología dominante. Para ellos era importante que no se empleara su sistema para matar a criminales; era muy mala prensa, porque daba idea de la peligrosidad del invento. Es por esto que Harold Brown (recuerdo, empleado de Edison) inventó la silla eléctrica empleando el sistema de sus adversarios, la corriente alterna. Para demostrara su efectividad, electrocutó en público a perros, gatos e incluso un elefante hembra, de nombre Topsy.
Topsy había matado a tres hombres, e iba a ser colgada por ello, pero las asociaciones en defensa de los animales protestaron. finalmente, se optó por la electrocución, y su agonía fue filmada el 4 de enero de 1903. Antes, se le habían dado zanahorias rellenas de cianuro de potasio. 

Merece una reseña lo sucedido con el primer hombre condenado a morir electrocutado: Ernest Chapeleau, un francés nacionalizado estadounidense. Algo debió de salir mal durante la ejecución, puesto que Chapeleau salió vivo de la sala, con quemaduras, eso sí, de tercer grado. Como su sentencia establecía literalmente que debía ser ejecutado en la silla eléctrica, pero no incluía la fórmula “ejecutado hasta morir”, Chapeleau se salvó del verdugo.
Por cierto, y a modo de colofón: el Emperador Menelik II de Abisinia encargó tres sillas eléctricas a los Estados Unidos. Cuando llegaron, descubrieron que funcionaban con electricidad, y no había electricidad en Abisinia. Finalmente, el emperador, un hombre de recursos, usó una de ellas como su trono.
Creo haberlo dicho antes: no es necesario inventarse nada; la verdad acoge infinidad de asombros.

Antonio Carrillo

El ógano portativo: un gran libro al alcance de todos



http://issuu.com/jamptype/docs/garcia_llovera_j.m._el_portativo_espa_ol_br


El órgano portativo era un instrumento extraño, que nació en la Edad Media.

Se trataba de un pequeño órgano portátil, que el intérprete llevaba colgado del cuello o apoyado sobre el muslo. Se tañía con los dedos de la mano derecha, mientras que la izquierda accionaba un fuelle situado en la parte posterior.

Por cortesía del diseñador gráfico Alfonso Meléndez podemos acceder a una joya muy especial. Les recomiendo este enlace; se trata de un libro excepcional, obra de García Llovera, .


 ¡No se pierdan las ilustraciones a partir de la página 135!
Antonio Carrillo

lunes, 20 de febrero de 2012

Un universo de curiosidades



La historia, la vida, es un universo de curiosidades.

Espero sorprenderles.





Cuando aparecieron, los botones eran carísimos, y solamente las mujeres más ricas se los podían permitir. Como estas mujeres de clase alta disfrutaban del privilegio de tener doncellas, se pusieron los botones a la derecha, para así facilitar la tarea de las criadas.

Los hombres, sin embargo, se vestían solos. Es por ello que sus botones estaban a la izquierda.

Esta costumbre perdura hoy en día.





En la Cámara de los Comunes británica, el gobierno y la oposición se sitúan muy cerca, tanto que casi parece que se puedan tocar. La distancia se corresponde con exactitud a la longitud de dos espadas. Esto simboliza la idea de que jamás se utilizará la violencia en la confrontación política.






La mayor goleada de la historia en primera división se produjo en la liga escocesa, en 1885. El Albroath goleó por 36-0 al Bon Acord en 1885. No sabemos si el entrenador fue sustituido.





En la antigua Roma tenían una extraña costumbre: una vez vaciadas, rompían las ánforas y tiraban a un único vertedero los restos. No les resultaba rentable lavar los recipientes y volver a utilizarlos. Con el paso de los siglos, muchos millones de fragmentos (testas) llegaron a formar una colina de 30m de altura, hoy conocida como el monte Testaccio. La mayoría de las ánforas procedían de la Bética (Andalucía), y contenían aceite de oliva.





El sitio más lluvioso del mundo es el monte Wai-ale-ale en Hawai. El sitio más árido el desierto de Atacama, en Chile. El sitio con más viento es Port Martín, en la Antártida, y el lugar con más rayos es el lago Victoria. El lugar más caluroso está en Etiopía, y el más frío en la Antártida.





¿Tiene el pelo liso, o rizado? ¿Nunca se ha preguntado la razón? El pelo nace desde el interior de la piel, insertado en un tubo llamado folículo. Si el folículo tiene forma ovalada, el pelo saldrá rizado. Si el folículo es plano, el pelo será ondulado. En el caso de los folículos redondos, el pelo crece liso.




Una gallina de Mount Morris, en el Estado de Nueva York, batió un récord en 1971 al poner un huevo con nueve yemas en su interior.





Rodrigo de Triana es famoso por su grito "tierra" a bordo de la nave “La Pinta”, lo cual le hacía merecedor del premio prometido por el almirante al primero que viera tierra firme. Sin embargo, de regreso a España, para desgracia de Rodrigo, Colón no cumplió (u "olvidó") lo prometido.

No está muy claro dónde nació. Al parecer, hay cierto consenso sobre su nacimiento en Sevilla; pero en el municipio de Lepe están convencidos de que Rodrigo nació en su ciudad. Tan convencidos están, que en el escudo de armas de Lepe aparece Rodrigo, señalando tierra firme.






Una jugadora de golf de Pennsylvania, a principios del siglo XX, tuvo la mala fortuna de que su bola acabara en un río de aguas poco profundas, en el hoyo 16. Terca, tomó una barca y consiguió acabar el hoyo. Necesitó 166 golpes para introducir la bola.





El rey inglés Eduardo VII llega a la estación de Rathenau, en Brandenburgo, Alemania, en visita oficial. Era el 9 de febrero de 1909, y debía de hacer un frío considerable. Sin embargo, los que entraron en calor fueron los músicos de la banda militar encargados de recibirlo. El monarca inglés debía bajar del tren luciendo el uniforme de mariscal de campo alemán, pero debió de haber algún problema con las medidas, porque Eduardo VII no conseguía enfundárselo. Es cierto que las imágenes dan idea de una cierta robustez. 

Mientras tanto, los músicos, que habían comenzado la interpretación del himno inglés "Dios salve al rey", se vieron obligados a repetir la melodía 17 veces seguidas. Desde luego, las autoridades alemanas que aguardaban en el anden se aprendieron el himno, estamos seguros.




Igual le sorprende: si se pesasen todos los animales del planeta, las hormigas supondrían ellas solas el 10% del total.





El rey Gustavo III de Suecia, un hombre infeliz, estaba convencido de que el café era un veneno. Para demostrarlo, condenó a un asesino a tomar café todos los días hasta que se produjera su (inmediata) muerte; y a otro delincuente le indultó con la condición de que bebiese té a diario.

El experimento fue seguido por una comisión médica y resultó un fracaso: Los primeros en morir fueron los médicos, luego el rey y muchos años más tarde el bebedor de té.

Por último, el feliz bebedor de café tuvo una larga vida, y los sobrevivió a todos.




En 1948, durante la guerra entre judíos y árabes, el embajador de los EEUU ante Naciones Unidas, Warren Austin, pronunció un discurso memorable ante las delegaciones de ambos bandos, sugiriendo que arreglasen sus problemas "como buenos cristianos".

Por desgracia, no disponemos de las imágenes de las caras de los delegados.
 



Hay una planta, el bambú del Amazonas, cuyas hojas pueden llegar a medir 20 metros. Sin embargo, la lenteja de agua flotante tiene unas hojas pequeñísimas, de 0,6 milímetros.

Por su parte, hay un nenúfar gigante, el "Victoria Amazonía", que parece una enorme balsa sobre el agua, con una anchura de dos metros y medio. Soporta el peso de un niño.


¿Logré sorprenderles? 

Antonio Carrillo

jueves, 16 de febrero de 2012

Pompeya: una mujer, una nube extraña y un aragonés tozudo


Una mujer abandona la casa de sus amos.

Estamos en el año 832 desde la fundación de Roma, el séptimo día antes de las calendas de septiembre. Con el tiempo, de esta palabra, "calendas", derivará "calendario"; pero falta mucho para ello. Centrémonos.

Vivimos, así pues, el 24 de agosto del año 79 d.C., y nuestra protagonista habita en la región de Campania, una zona privilegiada, lugar de vacaciones para la nobleza romana, fecunda en ricas fincas y propiedades, con una tierra fértil, playas de aguas cálidas y un clima agradable. Está salpicada por pequeñas poblaciones y cuenta con una gran urbe, Neapolis (Nápoles).



La mujer abandona, decíamos, la casa de sus amos. Es una esclava de 43 años, a la que se le advierten los muchos años de trabajo por su andar cansino. Se sabe afortunada; tiene unos dueños amables y justos, y ha sido lo bastante poco agraciada como para que los hombres no le incomodaran salvo en un par de ocasiones. Lleva una vida tranquila y tiene varias amigas en casa. Como Alia, la esclava que sabe leer, hija que fue de un pequeño propietario empobrecido. Alia es hermosa y más joven, la pobre. El hijo del amo la solicita a menudo en su lecho.

Podría ser peor, piensa. Podría haberle obligado a ponerse la toga corta oscura y la peluca rubia, para así ganar dinero con ella. Habría sido una "triviae", una prostituta de baja estofa que ofrece "los tres servicios". La mujer no puede evitar estos pensamientos mientras recorre las calles de una ciudad en la que hay más prostíbulos que panaderías. Muchos de los anuncios que jalonan las paredes son bastante explícitos respecto del servicio que se ofrece.

Casi a diario, Alia le acompaña en el paseo, y con su ayuda escudriña los carteles. Les gusta estar al día de las novedades, y a menudo se escandalizan con ciertos anuncios y proclamas. La ciudad bulle de gente; y en esta época del año aun más. Hay multitud de anuncios proponiendo alquileres durante el verano (sigue habiendo habitaciones disponibles, a pesar de lo avanzada que está la temporada), y se anuncian juegos próximos en ésta y otras ciudades cercanas. En ellos se puede leer al final la fórmula "qua dies permittat" (si el tiempo lo permite) ¿Les suena?

Por toda la ciudad hay restos humeantes de la fiesta de anoche, la "vulcanalia", la fiesta en honor a Vulcano, el dios del fuego.

Sin embargo, con sus ojos de mujer mayor, nuestra protagonista sabe leer la decadencia en una grieta no reparada, en un local abandonado, en las hogueras vulcanalias aun sin limpiar o en los burdeles medio llenos. La mujer hace memoria: la mañana del 5 de febrero del 62 la tierra se agitó con fuerza y destruyó buena parte de la ciudad. Hubo cientos de muertos, y las obras de reparación no han acabado 17 años después. Se percibe que la región vive un periodo de declive económico evidente, y la tierra se agita para recordarlo. En el 64 hubo otro pequeño temblor; se cuenta que el sátrapa Nerón se encontraba recitando en Nápoles cuando le sorprendió el terremoto. Era la primera vez que ejecutaba una canción en público, y demostró valor al continuar con su representación. Cuando salió del teatro, éste se derrumbó. 

Es la hora quinta. La mujer debe darse prisa, pronto hará mucho calor.

Es una incomodidad lo que está pasado con el agua, piensa. Llevan varios días sufriendo temblores, y hace dos, inexplicablemente, el Aqua Augusta, el acueducto que abastece de agua la ciudad, se ha secado. Las autoridades no saben por qué.

La mujer se detiene a observar el muro de una casa; hay elecciones próximamente, y la pared está repleta de carteles electorales de color rojo. Lo normal es que un equipo de tres personas intervengan en su elaboración; uno blanquea la pared y otro realiza el cartel con una letra cuidada. El tercero alumbra y vigila si es de noche; las calles no siempre son seguras. Se emplean todo tipo de argucias durante la campaña: en ocasiones, los seguidores de un candidato intentan tapar los carteles de su adversario; y se han visto carteles en los que prostitutas apoyaban a una persona. Es seguro que son falsos, obra de sus oponentes. Lo cierto es que ninguno de los candidatos ha podido explicar lo que sucede con el agua, ni ha propuesto soluciones. (No como en nuestros tiempos, lector, en los que contamos con grandes políticos prestos a encontrar soluciones).  

La mujer piensa en todo esto mientras retoma su camino y pasa junto a una plaza, con una fuente seca.

La mujer se acerca a una de las puertas de la ciudad, sorprendida por el ruido. De repente, todos los perros de la ciudad se han puesto a aullar a la vez. Los caballos están inquietos, con ansia por salir a campo abierto; a los jinetes les cuesta dominarlos. ¿Qué está pasando? En los cielos, grandes bandadas de pájaros se dirigen al norte.

Sale de la ciudad y pronto deja atrás una necrópolis. Ya es la hora sexta y el astro sol brilla en lo más alto. (De esta hora "sexta", que marcaba el mediodía, procede nuestra palabra "siesta"). Frente al bullicio de la ciudad, la campiña ofrece silencio. Todavía debe caminar un trecho hasta llegar a la finca del amo y recoger la cesta de huevos frescos que le han encargado. La mujer se detiene; algo ha llamado su atención. El silencio tan absoluto. No es normal que ni tan siquiera canten los pájaros. El silencio del campo es más inquietante que el bullicio de la ciudad 

Entonces, sin previo aviso, a sus espaldas, un gigante que llevaba dormido mil años despierta con una explosión descomunal, un ruido imposible que destroza su cima. La mujer observa aterrada la enorme columna de humo que se alza hacia lo más alto. El dios Vulcano se ha manifestado con toda su furia el día posterior a su fiesta. Corre hacia la ciudad en busca de refugio.

Corre hacia Pompeya.

Es la una de la tarde del 24 de agosto del 79 d.C.




Una nube extraña se divisa desde Miseno, a unos 35 kilómetros al norte. Son las dos de la tarde. Dos personas extraordinarias son testigos del suceso: Plinio el viejo y su sobrino, Plinio el joven, abogado, escritor y científico. 

Este último nos describe la erupción con detalle en una carta dirigida al historiador Tácito: "la nube mostraba un aspecto y una forma que recordaba más a un pino que a ningún otro árbol. Pues tras alzarse a gran altura como si fuese el tronco de un árbol larguísimo, se abría como en ramas; yo imagino que esto era porque había sido lanzada hacia arriba por la primera erupción; luego, cuando la fuerza de ésta había decaído, debilitada o incluso vencida por su propio peso, se disipaba a lo ancho, a veces de un color blanco, otras sucio y manchado a causa de la tierra o cenizas que transportaba". Plinio describe terremotos, cómo el cielo se oscurece como si fuera de noche y la mar se ve sacudida por maremotos.

¿Exactamente, qué está describiendo Plinio?

El volcán Vesubio es uno de los 12 volcanes más peligrosos del mundo (otros de la lista son el Teide en Canarias, o el Galeras en Pasto, Colombia), y el único que mostró actividad en la parte continental de Europa durante el siglo XX. En sus laderas viven en la actualidad unos tres millones de personas, siendo la zona volcánica más densamente poblada del mundo.

El año 79 el Vesubio había dado indicios de una erupción inminente, pero los habitantes de la zona ni tan siquiera sabían que era un volcán. De hecho, llevaba mil años sin apenas actividad. Demasiado tiempo callado, demasiada energía acumulada.

La mañana del 24, hacia las 9, la cámara de lava comienza a enviar magma y gases ardientes en dirección a la cima del volcán. Cuatro horas más tarde la montaña no soporta la presión, y explosiona con la fuerza de 100 bombas nucleares. Durante 19 horas se liberan 4 km3 de ceniza y roca a la atmósfera, formando una nube en forma de hongo que alcanza los 30.000 metros de altitud, tres veces la altura a la que vuela un avión. Cuando la ardiente nube piroclástica finalmente colapsa, arrasa con todo lo que hay en un radio de 20 kilómetros. El viento sopla en dirección sureste, y se ven afectadas las ciudades de Herculiano, Oplontis, Pompeya y Stabiae.




Herculiano está situada de manera que no recibe tanto la acometida de gases como una corriente de fango ardiente, que la sepulta a 15 metros de profundidad. Una mayoría de sus habitantes tuvieron tiempo de evacuar la ciudad. Posiblemente, la presión del fango y la lava, algo realmente tangible, les obligó a salir corriendo, sin preocuparse por salvar  enseres ni riquezas. Se han encontrado en Herculiano unos 300 cadáveres, aunque esta cantidad es sólo estimativa. Es seguro que debieron de fallecer muchos más.

En Pompeya sin embargo las cosas sucedieron de otra manera. La ciudad sí recibió la acometida de cenizas, piedras y, sobre todo, gases nocivos provenientes del volcán. Se piensa que la mayoría de los 2.000 muertos encontrados fallecieron por asfixia al respirar los vapores nocivos. Buscaron refugio en sus casas, y ello fue su perdición. A esto hay que sumar el derrumbe de techos, las altas temperaturas (la nube piroplástica alcanzo temperaturas de 350 grados) o la constante lluvia de ceniza pumítica blanca, que debía introducirse en los pulmones. El polvo volcánico enterró la ciudad a una profundidad de unos seis metros.

Cuando todo acabó, Pompeya no existía, la erupción cambió el curso del río Sarno y levantó la playa. Con el tiempo se olvidó su emplazamiento.


Un aragonés tozudo entra en escena. Es casi un desconocido. Su nombre: Roque Joaquín de Alcubierre, ingeniero. Y es el verdadero descubridor de Pompeya.




Roque nació en agosto de 1702 en Zaragoza, y en junio de 1734, con 32 años, aprovecha la victoria de Montemar para buscar fama y fortuna como ingeniero militar en Nápoles, ahora territorio español. Desde 1736 trabaja en las obras de ampliación del palacio real de Portici y en encargos relacionados con la conducción de aguas 

Dos años más tarde, ya capitán ingeniero, hizo amistad con un cirujano llamado Giovanni de Angelis, quien le confesó los muchos restos arqueológicos que se encontraban por la zona. Además, supo de la existencia del llamado "pozo Nocerino", excavado por el príncipe de Elbeuf en 1720 mientras buscaba mármoles para su casa; un lugar en el que se habían encontrado cimientos de edificios antiguos. Con una intuición que lo acompañó el resto de su vida, Roque pensó que había grandes descubrimientos esperando a ser desenterrados, e informó a sus superiores.

El propio monarca Carlos III, un hombre culto, se mostró entusiasmado con la idea, compró los terrenos al príncipe de Elbeuf y, en una Real Orden fechada el 13 de octubre de 1738, encargó a nuestro zaragozano que comenzase de inmediato las excavaciones en el pozo Nocerino. Claro que, como suele ser norma en España, los medios con los que contaba no eran como para hacerse muchas ilusiones: tres obreros con sus picos y palas. Pero pronto Roque encontró el muro de un templo romano, y el monarca, muy motivado, puso a su cargo a quince obreros más.

El problema es que Alcubierre no era arqueólogo (en esa época la arqueología era una ciencia por nacer), y su formación de ingeniero militar le llevaba a excavar profundas galerías, oscuras y mal ventiladas, y muy peligrosas. A pesar de todo, las excavaciones avanzaron a buen ritmo y con grandes resultados, hasta que se encontró una inscripción: no se encontraban en un templo de Pompeya, sino en el teatro de Herculiano.



La mítica ciudad de Herculiano, que Plinio el joven había citado en una carta a Tácito unos 1650 años antes, y que había desaparecido de la historia, volvía a ver la luz. Su teatro, la basílica, esculturas, adornos y frescos. Todo en un estado de conservación asombrosamente bueno.

El importante hallazgo, que confirmaba el descubrimiento de los restos de una de las ciudades mencionadas en los textos de Plinio el Joven, alimentó aún más el entusiasmo de Alcubierre. Una galería tras otra, piezas de distinta índole se iban sucediendo sin descanso: esculturas de mármol y bronce, pequeños utensilios y, finalmente, bellísimas pinturas. Pero el trabajo bajo tierra, en esas oscuras galerías subterráneas viciadas por el humo de las lámparas, minó la salud de Roque Joaquín de Alcubierre, y tuvo que retirarse a Nápoles durante cuatro años, entre 1741 y 1745. Perdió casi toda su dentadura y se quedó prácticamente ciego.

Más tarde, algo recuperado, Roque Joaquín Alcubierre supo que se habían encontrado algunas pieza de interés en un terreno situado a varios kilómetros de allí. El ingeniero aragonés comenzó a excavar en aquella zona en 1748. De nuevo una inscripción hallada en 1763 confirmó que había encontrado Pompeya.

Carlos III no sólo financió las excavaciones; ordenó que se le informase de cada descubrimiento, promovió la publicación de tratados que estudiaran los restos y la fundación de un museo en el que conservar, catalogar y estudiar las piezas. Es importante destacar este hecho: se prohibió que pieza alguna saliera de Nápoles. Sólo hubo una excepción, una pequeña e insignificante caja de semillas, que se conserva en el museo arqueológico nacional de Madrid. Es el único tesoro que Carlos III se trajo de Nápoles.

¿Y Roque Joaquín Alcubierre? Johann Joachim Winckelmann, el verdadero padre de la arqueología, había criticado con dureza los modos de Roque, y empezaron a ser frecuentes los roces con sus subalternos, el suizo Carlos Weber y el romano Francesco de la Vega. Finalmente, nuestro bravo aragonés fue paulatinamente apartado de las excavaciones, y su figura cayó en un olvido insoportable, siendo como es una de las figuras fundamentales en el nacimiento de la arqueología.

Que se sepa: fue Roque Joaquín Alcubierre, zaragozano e ingeniero, quien, arrastrándose bajo tierra durante 42 años, envenenándose con un aire malsano, descubrió los tesoros de Herculiano y Pompeya. 

Antonio Carrillo Tundidor.