En ocasiones me preguntan: ¿de dónde saco las ideas sobre
lo que escribo? ¿Hay una fuente de la que bebe mi imaginación?
La hay, en efecto. Se llama estar vivo.
Pondré un ejemplo:
Ayer vi la película Thor con mi hijo menor. El pequeño tenía en su regazo el martillo Mjolnir, el arma suprema que Odin regala a Thor el día de su proclamación como heredero.
Gracias a la película Pablo y yo sabemos que Mjolnir se
formó con la materia de una estrella antigua; pesa tanto que sólo Thor puede
levantarlo y crea intensos campos magnéticos a su alrededor. Atraviesa
cualquier cosa, con él Thor puede volar y cuando lo arroja regresa a manos de
su dueño. Es asombroso; no me extraña que mi hijo lo tenga de juguete.
Algo no cuadraba en esta historia. Decidí escribir sobre
ello.
Verán: el peso y la composición de Mjolnir me parece un
dato importante. Respecto de lo segundo, Odín nos ofrece una pista: materia de
una estrella vieja. ¿A qué se puede estar refiriendo?
Cuando una estrella similar a nuestro Sol muere lo hace
lentamente, expandiéndose más allá de la órbita de Venus. Al final de sus días,
se contrae de nuevo hasta que termina formando lo que se conoce como una
"enana blanca"; una estrella pequeña, muy caliente y extremadamente
densa. Lo que suceda después dependerá de su masa: las enanas blancas más
pequeñas se apagarán hasta formar una enana negra. Pero se tarda mucho en
llegar a este estado; más de lo que lleva existiendo el universo.
No hay enanas negras. No todavía. Tan sólo su formulación
teórica.
Si su masa es muy grande, la estrella se contraerá en sí
misma apresada por una gravedad enorme y creciente, hasta que colapsa en lo que
llamamos un "agujero negro": un sumidero en el que no rigen las leyes
de la física y sí un concepto extraño: la singularidad. Es un tema apasionante,
y mejor dejarlo en este punto si no queremos alargarnos demasiado.
Una enana blanca mediana también se contraerá hasta
formar un cuerpo extraño, que llamamos "estrella de neutrones". Para
entender el proceso que conduce a una estrella de neutrones deberíamos hablar
de "materia degenerada", "Principio de Exclusión de
Pauli" o "distribución del
mundo fermiónico". Y acabaríamos perdidos; yo el primero. Lo importante es
que entiendan que una estrella de neutrones es un cuerpo que se ha comprimido
tanto como, supongamos, si un enorme transatlántico cupiese dentro de una
lenteja.
Una estrella de neutrones es un mundo en el que las
lentejas pesan miles de toneladas.
Para saber cuánto pesa el martillo, primero debemos
calcular su volumen.
El volumen se calcula multiplicando el área de la base
(14x14 cm) por la altura (21). Por lo tanto, la cabeza del martillo de Thor
tiene una volumen de unos 4.116 cm3 (si se respeta el tamaño del martillo que
aparece en la película). Si la densidad de una estrella de neutrones alcanza
los 1015 gramos por centímetro cúbico, entonces el martillo de Thor pesa (tiene
un volumen equivalente a) unas 4.116.000.000.000 toneladas. El volumen de la
Luna, por ejemplo, equivale a unas 70.000.000.000.000.000.000 toneladas.
Más de cuatro billones de toneladas es una barbaridad.
Sería como juntar en una balanza 22.000.000.000 de ballenas azules hembras de
30 metros de largo cada una. Pero lo asombroso es el volumen: hablamos de
comprimir y juntar 22 mil millones de ballenas en una caja de 14x14x21 cm. Más
pequeña que una caja de zapatos.
Odin castiga a Thor su rebeldía con el destierro a la
Tierra, y el rubio hipermusculado acaba estrellándose contra un vehículo que
conduce Natalie Portman. Eso es tener suerte. Pero Odin también arroja el arma
Mjolnir, en una caída que provoca un cráter de unos 100 metros de diámetro y 30
metros de profundidad. Y esto es una soberana tontería.
Un cuerpo con tal densidad en caída libre de cientos de
miles de kilómetros por hora atravesaría la Tierra sin apenas merma en su
velocidad. Si entrase, pongamos por caso, verticalmente por España algún
neozelandés lo vería surgir de la tierra hacia el cielo. La energía cinética
que supone sumar a la densidad de Mjolnir con la fuerza de atracción
gravitatoria de la Tierra es difícil de mensurar.
¿Y luego? Depende de la inercia. Si la velocidad con la
que sale Mjolnir supera los 40.000 km/h y mantiene esta velocidad hasta escapar
de la atracción gravitatoria de la Tierra, saldrá disparado hacia el espacio
profundo. Si la fricción que supone atravesar el planeta más la intensidad del
campo gravitatorio provoca que la velocidad de Mjolnir baje de la
"velocidad de escape", volverá a caer. Y esto sería una catástrofe.
Imagine: un objeto de más de cuatro billones de toneladas
agujerea millones de veces al planeta, provocando fisuras, desplazamiento del
magma, distorsiones en las corrientes convectivas del manto, desequilibrios en
la tectónica de placas y, lo que más me preocupa, afectando gravitatoriamente
al funcionamiento del núcleo de la Tierra. Es difícil predecir qué efecto
tendría este bombardeo continuo en el mar de hierro y níquel fundido que
circunvala el núcleo sólido, pero lo más probable es que frenara su rotación.
Además, el núcleo de hierro podría ver peligrar su equilibrio estructural, y
podría resquebrajarse.
Estos hechos tendrían efecto sobre el campo magnético de
la Tierra, que nos protege de las radiaciones cósmicas. Sin tal escudo, la vida
en la Tierra sería inviable salvo, posiblemente, en las oscuras profundidades
abisales donde viven los extremófilos.
Al final, Mjolnir se detendría en el núcleo, aumentando
la masa de la Tierra en 4 billones de toneladas. Es posible que este hecho, y
el bombardeo continuo, afectara al movimiento de rotación y traslación de
nuestro planeta, al eje de inclinación o la delicada interacción con la Luna.
En todo caso, serían malas noticias.
Bueno. Hasta aquí las reflexiones sobre Mjolnir; a Pablo
le conté la verdad: que el martillo proviene del material de una estrella, que
fueron gigantes de piedra los que lograron tallar el martillo y que nadie era
capaz de moverlo. Tuvieron que pedir ayuda a mil delfines cósmicos, de los que
flotan en los cúmulos estelares, que arrastraron el martillo al reino de
Asgard. Es la verdad de un niño de seis años.
Espero haber despertado en él la curiosidad. A lo mejor
un día me pregunta por esa estrella en la que las lentejas pesan tanto como
casas, y quizás me pregunte si hay otro objeto más masivo. Le hablaré de las
estrellas de Quarks, que nadie ha visto pero que podrían existir. Y si es de
mitología de lo que hablamos, le confesaré que mi personaje preferido en la
mitología islandesa es Bard, a quién nosotros llamamos Gandalf.
¡Son tantas cosas! Es posible que Pablo me pregunte:
"Papá, si el martillo pesa tanto, ¿cómo puede sujetarse con un mango de
madera? Y la cinta de piel con la que Thor lo sujeta a su muñeca ¿De qué
material está hecha?"
Pero esa es otra historia, otro cuento. Es tarde y hay
que dormir.
Quizás
mañana.
Antonio
Carrillo.