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miércoles, 13 de abril de 2011

Libro recomendado: "El mito de la Diosa"

Título:
El mito de la Diosa
Autoras:
Anne Baring
Jules Cashford
Traductores:
Andrés Piquer
Susana Pottecher
Francisco del Río
Pablo A. Torrijano
Isabel Urzáiz
Editorial:
Siruela
ISBN:
84-7844-732-6






Lo femenino representa el contacto con la naturaleza, con nuestra esencia más ancestral y vital. Desde el lejano paleolítico la Diosa Madre nos ha confortado, ha procurado dar sentido a los mayores misterios, como el de la concepción, y ha sido capaz de abarcar bajo su protección a los arcanos más presentes en nuestro subconsciente: la luna, la fertilidad de la tierra y sus ciclos, el agua o la carne del animal que nos alimenta y al que estamos agradecidos.
Las autoras de este gran libro, bajo la obvia influencia de Jung, se embarcan en un largo viaje de más de 20.000 años en el que siguen, como si de un hilo de Ariadna se tratara, una senda, a veces borrosa, pero consistente, que unifica el mito de la Diosa Madre, dotándolo de una coherencia y singularidad sorprendentes. Bajo distintos nombres y formas, a menudo ocultándose de la dominación masculina, lo femenino nos ha acompañado a los humanos, dándonos siempre consuelo y esperanza. Hay una forma de percibir la realidad que se manifiesta pacífica, armoniosa y concordante con la vida que nos rodea, una presencia amable que nos hace sentir cómodos con nosotros mismos y nuestro entorno.
De alguna manera, la Diosa Madre, lo femenino, es lo que realmente somos. Y aunque hayamos hecho lo posible por acallarlo, por ocultarlo bajo la fuerza intransigente de lo masculino, siempre ha sido fiel al humano. Porque sin esa presencia, ese mito, estaríamos desvalidos y solos.
Se le puede llamar Diosa Madre, Ishtar, Nerthus, Gea, Cibeles, Afrodita, virgen María, Durga o Sophía. A lo largo de los milenios ha cambiado de nombre y de formas, pero su esencia se ha mantenido incólume. Este hecho tan sorprendente es el que le da al texto una armonía de fondo que deja un sabor extraño: hay algo más que manifestaciones religiosas o arquetipos coincidentes. La Diosa Madre es una fuerza poderosa por sí misma, tan coherente que ha sido capaz de soportar los embates del tiempo y mantener una identidad y coherencia psicológica incuestionable.

Este libro aparece en un momento crucial en la historia del hombre. La imposición de un ideal masculino, proveniente de las corriente migratorias de la edad de hierro y que se manifiestan en un progresivo alejamiento de la comunión con la naturaleza, a la que se intenta poseer y explotar hasta más allá de todo límite, un deterioro de la relación del hombre con el hombre, que acaba siendo un objeto más que puede poseerse; la violencia frente al acuerdo, la razón frente a la intuición, lo mecánico frente a lo manual… todo ello nos ha ido consumiendo, por dentro y por fuera. Vivimos en un erial de mentes alienadas, apresadas en paisajes de hormigón y plástico. Lo hemos poseído todo y ahora no nos queda nada. Hemos antepuesto el Tener al Ser. Nos hemos ido perdiendo a nosotros mismos en el camino. Hemos olvidado quiénes somos.
Formamos una unidad con sentido y coherencia si nos mantenemos fieles a nuestra verdadera naturaleza. Estamos confusos porque lo femenino no logra hacerse oír en el estruendo cotidiano. Gaia como símbolo desfallece, se manifiesta en el cambio climático o, a un nivel psicológico, en la confusión de valores en la que vivimos.
Si queremos ver de nuevo la luz debemos dejarnos guiar por una voz sensata y profunda que nos pide volver a la senda que nos corresponde, y dejar en paz al resto de los seres vivos que nos rodean y de los que formamos parte. Hemos traicionado la comunión que nos hizo viables.
Todo esto, y más, en un libro. 1.850 gramos de papel y palabras, más de 400 ilustraciones y 3 apéndices. Han sido necesarios 5 traductores para editarlo. Comienza con una frase de Sir Laurens Van der Post: “ésta es una obra larga, pero no le sobra ni una página”.

¿Recomendable? No. Necesario    

Antonio Carrillo Tundidor