En el piano tocamos teclas
blancas, y otras más pequeñas de color negro.
Cuando pulsamos una tecla negra tocamos la mitad de un tono; si es
“hacia arriba”, a esta alteración la llamamos sostenido, y bemol si es
“hacia abajo”. El sostenido de una nota es el mismo sonido que el bemol de la
siguiente. En realidad, es la misma tecla negra.
En ocasiones la música la interpretamos en un "modo menor", y suena "más triste" o melancólica (o, al menos, así lo percibimos) Si
sólo tocamos negras la música suena a “oriental” ¿Por qué? Porque la música
oriental se compone sólo de 5 notas; y 5 son las teclas negras que hay en una
octava. Pruebe a tocar sólo notas negras en un piano: parecerá una melodía
china.
Una cosa más: en el piano las
teclas negras se agrupan de intervalos de dos y de tres. Hay dos tránsitos, de
Mi a Fa y de Si a Do, en los que no hay teclas negras. Esto se debe a que estos
intervalos no corresponden a un tono, sino a medio tono. Les aseguro que ha
costado mucho esfuerzo llegar a un acuerdo al respecto.
Cuando tocas tres notas juntas
(acorde) o en rápida sucesión (arpegio) a veces “suenan bien”, y otras no.
Llamamos tonales a los sonidos que suenan bien y atonales aquéllos que no se
conjugan armoniosamente. En general, hacemos acordes “agradables al oído”
dejando una distancia tipo de tres y cinco notas (Do, Mi, Sol). El acorde
llevará el nombre de la primera nota (acorde de Do mayor).
Esta larga introducción tiene
como fin el hablarles de un fenómeno inaudito que sucedió hace siglos; de unas
notas musicales que estaban prohibidas.
Para ello me tengo que ir muy
atrás en el tiempo, a una época sin partituras tal y como las conocemos, una época
sin acordes y en la que un Sol sostenido no era exactamente igual a un La
bemol. Y nos vamos tan lejos, a la Edad Media, para hablar de un intervalo
prohibido por la iglesia.
Para hablar del “diabulus in
musica”.
El tritono en música es un
acorde (un arpegio en la Edad Media) que incluye tres tonos enteros (no tres
notas) entre la primera y la última nota. Por ejemplo, en el acorde de Do
tendríamos un tono entre Do y Re, otro tono entre Re y Mi y ¡ojo! Sólo medio
tono entre Mi y Fa ¿Recuerdan lo de los intervalos en los que faltan teclas
negras? Tengo pues dos tonos y medio; me falta un semitono para tener un
tritono ¿Cómo lo resuelvo? Subiendo la última nota (Fa) medio tono y tocando la
tecla negra (Fa sostenido). Este arpegio (Do, Mi, Fa sostenido) estaba
prohibido en la Edad Media; se pensaba que el diablo podría entrar dentro del
cuerpo de las personas a través de su sonido ¿Por qué?
Tal acorde causa desasosiego.
Nuestro oído musical está acostumbrado a una armonía en la que los sonidos
encajan en un equilibrio bellamente conseguido; basta una variación de medio
tono para que el edificio se tambalee, pidiendo una resolución temperada.
El tritono se utiliza para crear
ambientes emocionales inestables, como en las películas de miedo.
Es por esto que estaba prohibido;
la música representaba la perfección formal de Dios, y todo quebranto de la
norma era peligroso. Los medievales pensaban (y no estaban muy equivocados) que
la música se entrelaza con hilos invisibles con el alma humana.
Por cierto, para evitar el
problema del “diabulus in musica” los interpretes medievales solían prescindir
de la nota Si. (Guido de Arezzo cambió la nota Si por Si bemol el 991.)
Finalmente, ¿cómo se resuelve un
tritono? Depende de dónde esté la última nota de la escala, la llamada “nota
sensible”. Si la última nota es la más aguda, se sube un semitono; en el
ejemplo anterior, pasaríamos de fa sostenido a sol. Si la sensible es la más
grave se baja un semitono.
La música utiliza mucho este
recurso para generar tensión. Y el tritono reina en el Jazz y su maravillosa
improvisación. También hay tritonos en la música Heavy, a menudo utilizados sin
que los compositores sean conscientes de ello.
Por último, esto que acabo de
explicar, ¿es universal? No. La música tiene un componente cultural importantísimo.
Por ejemplo, en la europa occidental utilizamos intervalos de tercera, como expliqué,
pero en países europeos más orientales, como Hungría, utilizan a menudo acordes
de segunda (Do, Re).
Música y demonios; la música como don casi divino.
Perdonen lo aburrido del artículo. Sirva como excusa el que la música forma parte de mí.
Antonio Carrillo