domingo, 20 de marzo de 2011

Libro recomendado: Biografía de la Tierra



Biografía de la Tierra: Francisco Anguita


Título
Biografía de la Tierra
Autor
Francisco Anguita
Editorial
Aguilar
ISBN
84-03-09277-6









Recomendar un libro de ciencia constituye un riesgo. Si el libro es sobre geología, es un suicidio para un blog. Y, sin embargo, en ocasiones la ciencia resulta tan emocionante como una novela, tan divertida como una película de Ciencia Ficción; depende  de cómo esté narrada la historia.

El profesor de la Complutense Francisco Anguita nos ofrece un libro lleno de anécdotas, de datos sorprendentes, de informaciones inauditas. La realidad, el pasado, la historia geológica de nuestro planeta atesora tal cantidad de sorpresas que, francamente, nada de lo que la ficción pueda mostrarnos lo iguala. A menudo resulta difícil de creer.

Como se indica en la portada de este fabuloso libro, la biografía de la Tierra es la historia de un planeta singular. Lo que les cuento a continuación, créanselo, son pequeñas perlas de ciencia, asombrosas e increíbles. En el libro hay muchas más. Asómense a él.

La formación de la luna y la duración de los días.

Al principio, en la tercera órbita de nuestro sistema solar había no uno, sino dos planetas. Uno tenía aproximadamente el tamaño de Venus; el otro, más pequeño, tendría el tamaño de Marte. Estos dos planetas acabaron colisionando, en lo que tuvo que ser un espectáculo increíble. Casi toda la masa se fundió en un único cuerpo, pero una parte importante de materia quedó en la órbita del planeta hasta formar un gigantesco satélite: la Luna.

Imagen de ohmybits.com








La luna al principio orbitaba a unos 25.000 kilómetros; es decir, quince veces más cerca que en la actualidad. ¿Se imaginan una noche con una luna 15 veces más grande en el horizonte? Llenaría el cielo. Nuestro planeta se vería sometido a una atracción gravitatoria increíble, que afectaría a su superficie: un océano de fuego de 1.000 kilómetros de profundidad. Su velocidad de rotación sería enorme: un día duraba cuatro horas. El sol cruzaría por el cielo girando sobre sí mismo a gran velocidad. Todo esto está confirmado por un reloj biológico, similar a los anillos de los árboles: los depósitos calizos de los fósiles de coral. Por ejemplo: sabemos que hace 550 millones de años el día duraba 21 horas.

El Gran Bombardeo Terminal


Uno de los sucesos más extraños se produjo hace 3.900 millones de años: la Tierra y el resto de los planetas interiores sufrieron un súbito bombardeo de miles de asteroides. Lo extraño es que la Tierra ya tenía 600 millones de años, y se deberían haber acabado estos choques propios de los primeros tiempos. La luna muestra las heridas en un 80% de su superficie. En la tierra los impactos fueron brutales, al punto que en ocasiones todos los océanos hervían por los impactos, y la atmósfera alcanzaría los 1.700Cº durante miles de años. En estas condiciones ¿Cómo pudo surgir la vida? Porque la paradoja es que, mientras estas catástrofes se sucedían, hace 3.900 millones de años ya había vida en la Tierra.

El nacimiento de la vida


¿Dónde germinó la vida? Los cometas que nos bombardeaban suministraban aminoácidos, que constituyen los ladrillos para la vida. Pero el ambiente parece demasiado hostil para que prospere. La teoría de que la vida surgió en una charca cálida cercana a la superficie y bañada por el sol ya no se sostiene. Este ambiente distaba mucho de ser idílico. Periódicamente, la acometida de asteroides de 200 km de diámetro debía acabar con todo rastro de vida cerca de la superficie. ¿Acaso la vida se rehizo de la catástrofe una y otra vez, siempre adoptando fórmulas distintas? ¿O hay que buscar en otros lugares?

Otra teoría conocida afirma que la vida proviene del interior de los cometas que nos visitaron. En este caso el problema es el mismo: explicar cómo pudo sobrevivir a las condiciones extremas del Gran Bombardeo Terminal.

La respuesta puede que nos la dé el árbol genealógico de los seres vivos. Se sabía que cuanto más retrocedemos en el tiempo, las formas de vidas son más simples; pero en 1981 se descubrió además que cuanto más nos acercamos a los orígenes (a las raíces) del árbol, más sube la temperatura. La vida más primitiva vivía en un ambiente cuya temperatura superaba los 100 ºC. ¿Qué lugar puede ser este?

En los años 70 los humanos nos adentramos en los lugares más desconocidos de nuestro planeta: los fondos oceánicos. Las fosas abisales alcanzan profundidades de 11.000 metros. Conocemos mejor Marte que estos lugares oscuros y misteriosos de nuestro planeta. Hace poco se descubrieron unas formaciones geológicas sorprendentes: unas chimeneas termales desde la que fluye lava y gases incandescentes procedentes del manto. A su alrededor, hay múltiples formas de vidas, que tienen su fuente última de alimento en la energía y los nutrientes procedentes del interior de la Tierra. Por primera vez, encontramos vida que no dependía de la energía del sol. Estas chimeneas termales, protegidas a gran profundidad, pueden ser un lugar a tener en cuenta como lugar en que nació la vida.

La gran catarata del Mediterráneo

Hace 5 millones de años África cerró el Estrecho de Gibraltar, y con el tiempo el mar Mediterráneo se secó. Resulta difícil de imaginar: se podía cruzar de Barcelona a Túnez caminando por el lecho de lo que fue un mar. En las zonas más profundas quedarían depósitos de agua, como lagos; pero la desecación del Mediterráneo es un hecho.

Imagen de infogeologia.wordpress.com


Lo sorprendente es la manera cómo se rellenó: el Atlántico irrumpió por un estrecho camino entre Huelva y Alicante, que provocó una catarata gigantesca que rellenó el Mediterráneo en apenas 50 años. Como resultado, generó un cañón submarino de 200 metros de profundidad y 300 kilómetros de largo. Se descubrió en 1996, y recibió el nombre de “garganta de Valencia”. ¿Se lo imaginan?

Estas y otras muchas historias le esperan en un libro ameno pero riguroso. De la mano del profesor Anguita, asómense al asombroso mundo de la geología.

Antonio Carrillo Tundidor

 

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