lunes, 21 de marzo de 2011

La muerte de un amigo. Crisis y miedo

http://www.tradux.es/


Me acaban de comunicar la muerte de un amigo. Se ha suicidado.

Era un hombre bueno, con un hijo de apenas doce años, enamorado de su mujer y, hasta hace dos años, una persona de éxito.

Instalaba conducciones de gas en los edificios, y lo hacía descolgándose por las paredes haciendo ráppel. Hace dos años tenía trabajo, mucho dinero y una vida feliz.

La crisis inmobiliaria le obligó a bajar los precios hasta niveles insostenibles, y ni aún así conseguía encargos. Fueron quitándose lujos superfluos, pequeños gastos innecesarios y, finalmente, no pudo pagar la luz de su casa. El banco le había impuesto una cláusula demencial en su crédito hipotecario, y todo lo que tenía ya no valía ni una tercera parte de lo que le había costado. No tenía nada.

Antes, cuando iba a su casa siempre tenía una pizza preparada, siempre una cerveza bien fría, y una permanente sonrisa de hombre bueno.

La crisis le fue minando el ánimo, y sus anchas espaldas no pudieron con tanto peso. Se fue ahogando de a poquito en el miedo y la incertidumbre. Conducía un coche sin seguro, arrastraba una vida sin seguro.

Era generoso, pero no le ha valido de nada. Yo mismo hacía meses que no le llamaba, enfrascado en mis propios problemas. Ahora voy a verlo a un lugar con césped donde no quiero ir. Donde no debería estar mi amigo.

Las estadísticas hablan de dos millones de parados, del aumento de la morosidad, del embargo de viviendas... pero son sólo cifras, datos estadísticos. Mi amigo respiraba y ahora no respira. ¿Cuántos semejantes están pasando por su calvario?

Su hijo de doce años es amigo de mi hijo de doce años. Se ha quedado muchas veces a dormir en casa. Van al mismo colegio.

No sé cómo se lo voy a decir a mi hijo.

No sé si decirle la verdad.

Si es pronto para hablarle del miedo.


Antonio Carrillo Tundidor

1 comentario:

  1. Es complicado cómo la falta de cobertura en lo más básico de la vida nos convierte en lo que no somos, o en lo que nadie cree que pudiéramos ser. La ausencia de seguridad material o de dinero, la falta de salud o de estabilidad nos convierte en monstruos incluso para nosotros mismos. Tal vez tenga que ver con eso que usted dice al final, sí, con el miedo.

    ResponderEliminar